Una niña que aún no deja de conocer lo que es el juego, que aún no termina de comprender como funciona la vida, que está llena de inocencia que le lleva a confiar en ciertas personas, sea su padre, su hermano, su tío, su primo o cualquier disfraz que tenga el agresor-violador; empieza a vivir los momentos más desesperantes de su vida, entre incomprensiones y una lucha casi inútil por librarse del violador, empieza a ser despojada de su inocencia de una forma tan inhumana que le hace vivir los peores minutos que recordará durante toda su vida.

Cuántas veces se ha escuchado del Estado pedir que éstos casos sean denunciados. Se les ha pedido a las mujeres "que se armen de valor" para denunciar una violación, que dejen la vergüenza de lado. Esta niña ha quedado embarazada de su violador, ahora existen dos versiones de la historia desde este punto. La primera versión nos obliga a pensar en la situación de muchas niñas de situación económica muy baja, que vive del día a día e incluso le cuesta mucho poder darse el lujo de asistir a un colegio. Esta niña podría asistir a un hospital del Estado, sufriendo la eterna espera, solo para que le nieguen una píldora del día siguiente.

La segunda versión, la de una víctima de un nivel socioeconómico acomodado, nos puede ubicar en la idea de lo fácil de asistir a una farmacia y pagar el costo de la píldora. Llevar nueve meses en el vientre a una criatura pero como resultado de una violación, del episodio más aterrador de tu vida, no debe ser justo para nadie, mucho menos siendo una niña solamente.

Nos hemos acostumbrado a que la Iglesia, peor aún, que nuextro Excelentísimo Monseñor nos diga qué es correcto y qué no es sobre muchas de las políticas que intentan ser aplicadas y/o modificadas en el país. Cómo era de esperar cuando se comunicó que se iba a distribuir la píldora del día siguiente (AOE) en los centros de salud del MINSA, como lo ordenó un juez, no podía quedarse callado y le tocó saltar otra vez con una de las frases machistas a la que ya nos tiene acostumbrados. Parece que no le gusta las mujeres "respondonas" sino que las prefiere sumisas, así como las preferiría un violador, exactamente.

Tanto nos hemos acostumbrado a que la iglesia nos diga qué hacer que el Perú es el único país de América del Sur en dónde no se distribuye gratuitamente la AOE siendo ésta una de las peores formas de darle las espaldas a las mujeres y enviarles un claro mensaje de "tu no decides". El 60% de los embarazos adolescentes de 12 a 16 años son resultado de una violación sexual familiar, como si se tratara de una isla en medio de los demás países de América del Sur, el Perú refleja la situación de extremo machismo en el que estamos viviendo, donde prendemos la televisión y podemos encontrar tranquilamente a dos hombres, uno con sotana y otro con terno, discutiendo sobre el futuro que solo debería ser decisión de cada mujer.

No se trata de alargar una polémica que ya se ha aclarado en muchas situaciones, sobre el carácter abortivo que tantas veces intentan poner en tela de juicio. Se trata de eliminar aquellas brechas de desigualdad que impiden que muchas mujeres y niñas hoy en día no tengan un acceso gratuito y garantizado a la AOE. Se trata de tomar las riendas de un problema social tan grande sin tomar en cuenta las consideraciones machistas de quién dice llamarse pastor de Dios.

Después de mucho tiempo el Estado distribuirá la AOE gratuitamente en los hospitales del MINSA. Significa, por el momento, una forma menos de violencia contra la mujer. Violencia que por muchos años viene el propio Estado y la Iglesia ejerciendo sobre las mujeres de este país y que provocaron que muchos salieramos hace un par de semanas atrás a recordarles que #NiUnaMenos involucra todos los tipos de violencia, incluso las sistemáticas como estas.

AOE es un derecho que el Estado debe garantizar, las demás discusiones en el tema terminan siendo solo intentos de irse por la tangente para descuidar el tema principal que nos debería preocupar: violencia y desigualdad.